Sociedad moderna, sociedad urbana
Una zona metropolitana resulta ser un ámbito territorial con mayor amplitud que el área urbana, por esa razón, las Zonas Metropolitanas componen el sistema urbano con mayor jerarquía dentro de una región o país.
En la era moderna, se adaptan procesos territoriales a la necesidad y requerimientos colectivos, con la explicación de elevar la calidad de vida, mayor educación, servicios, infraestructura para la salud o bien para promover el ocio. Sin embargo, la modernización sujeta al patrón de progreso o desarrollo, son posibles si la población se concentra, preferentemente en grandes ciudades, dado que esa concentración representa múltiples ventajas, principalmente como economías de escala.
La urbanización en ese sentido, es asociada al desarrollo «… y en especial las grandes ciudades, son expresión del orden económico y social neoliberal, que entiende el desarrollo en términos de producción, distribución y consumo masivos, lo que ha provocado una mayor desigualdad y segregación urbana» (Alejandre, 2015: 10).
La oposición centro-periferia diferencia a las ciudades; en la parte central es compacta y horizontal, sin embargo, la periferia es difusa con diferenciación territorial de áreas marginales. Acorde a lo anterior, el centro se contrapone a la periferia por presentar niveles de vida sencillos y estándares socio-urbanos de tipo tradicional.
Ahora bien, el espacio periurbano expone el esqueleto social de transición urbano-rural, con atributos particulares y dinámica de cambios muy marcada.
Existe la frontera física, distingue donde finaliza la ciudad, pero en el entorno rural se urbanizan los ejidos y localidades lindantes. Originando por su situación transitoria una lógica de continuidad con la dinámica urbana y metropolitana, adaptada gradualmente en una diversidad de modos de vida.
En definitiva, la ciudad no finaliza en su última calle, se trata de la expansión difusa con influencia urbana más allá de su perímetro, integrando física o funcionalmente áreas rurales de los espacios situados en su proximidad. Las líneas de la aglomeración van desde lugares con desigual densidad de edificaciones, alternando áreas rurales que en todo caso dependen de la ciudad central y que se delimitan a través de la movilidad poblacional por desplazamientos cambiantes. Su rasgo diferenciador es la presencia de cambios urbanos en un espacio que aún conserva su cultura y economía agrícola.
Otro concepto, el de conurbación, que se define como el proceso por el cual un área urbana crece a partir de su unión con poblaciones vecinas (Ducci, 2006, 45).
El término explica la manera en que ciudades en crecimiento se integran a su mancha urbana localidades y lugares menos poblados. Si bien, en la mayor parte de las ocasiones es producto de la industrialización y el acelerado crecimiento de la población urbana, donde generalmente los nuevos habitantes de la ciudad se localizan en áreas periféricas cercanas a los municipios vecinos, mismos que, al integrar una unidad física, conservan independencia administrativa, aunque en la vida cotidiana hacen las veces de un barrio más o zona dormitorio de la ciudad.
La conurbación es de forma general, el antecedente de la zona metropolitana constituida como el conjunto de dos o más municipios donde se localiza una ciudad cuya área urbana, funciones y actividades rebasan el límite del municipio que originalmente la contenía, incorporando como parte de sí misma o de su área de influencia directa a municipios vecinos, con los que mantiene un alto grado de integración socioeconómica en principio.
De acuerdo a la norma oficial mexicana, son zonas metropolitanas aquellos municipios que contienen una ciudad de más de un millón o más de habitantes, así como aquellos con ciudades de 250 mil o más habitantes que comparten procesos de conurbación con ciudades de Estados Unidos de América. (Gobierno de la República, 2013: 57).
De forma tradicional un área metropolitana es la “unidad territorial dominada por una gran ciudad o metrópoli en cuyo entorno se integran otros núcleos de población, formando una unidad funcional, con frecuencia institucionalizada”.
El espacio intervenido que compone la ciudad (o área urbana propiamente dicha) corresponde a un ámbito distinto cuando conceptualizamos una zona metropolitana, ya que su límite comprende municipios completos, incluyendo sus localidades, independientemente de que estas formen parte del área urbana continua de la ciudad (Obregón, 2015: 492).
Al respecto, a partir de la Ley General de Asentamientos Humanos, una metrópoli se define de manera simple: “…el espacio territorial de influencia dominante de un centro de población» (SEDESOL, 1993), o bien, de manera más elaborada en un esfuerzo multidisciplinario interinstitucional, la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU), el Consejo Nacional de Población (CONAPO) y el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) (2018, 35) consideran como zona metropolitana al conjunto de dos o más municipios donde se localiza una ciudad de 100 mil o más habitantes, cuya área urbana, funciones y actividades rebasan los límites del municipio, incorporando dentro de su área de influencia directa a municipios vecinos, predominantemente urbanos, con los que mantiene un alto grado de integración socioeconómica.
También se incluyen aquellos municipios que por sus características particulares son relevantes para la planeación y política urbana de las zonas metropolitanas en cuestión. Es decir, el área metropolitana corresponde a la ciudad central y las localidades que integra, expresada por la dimensión de su mancha urbana, mientras la zona metropolitana es el territorio del ámbito administrativo integrado por los municipios que la conforman, que si bien forman una sola unidad y se realizan esfuerzos de coordinar la administración metropolitana, no se administra como tal, sino al ser un conjunto de realidades y necesidades diferenciadas, cada municipio establece los objetivos y líneas de acción que responden a sus prioridades.
Por sus características político-administrativas, una zona metropolitana resulta ser un ámbito territorial con mayor amplitud que el área urbana, por esa razón, las Zonas Metropolitanas componen el sistema urbano con mayor jerarquía dentro de una región o país, pues en ellas se presenta la mayor concentración de población, dinámica y economía, y su conformación en el caso particular de nuestro país, se ha venido gestando a partir de ciudades medias que sufren un proceso de expansión territorial y de asentamientos irregulares en zonas periurbanas, por lo cual se ha registrado un incremento notable en la cantidad conurbaciones y áreas metropolitanas.